OSA MAYOR

 

Daniel Marín Arcones


 

 

    Se trata de la constelación más famosa en el hemisferio norte, y por lo tanto, la más destacable en términos históricos. A parte de  tener un asterismo claramente identificable, se le suma el hecho de que es una constelación circumpolar, visible por lo tanto durante todo el año.

 

La Osa Mayor (Cartes du Ciel)

 

    Es una de las pocas constelaciones ya conocidas por los griegos en tiempos de Homero, como podemos leer en la Ilíada:

 

 "(Hefesto) hizo figurar en él la tierra, el cielo y el mar, el infatigable sol y la luna llena, así como todos los astros que coronan el firmamento: las Pléyades, las Híades y el poderío de Orión, y la Osa, que también denominan con el nombre de Carro, que gira allí mismo y acecha a Orión y que es la única que no participa de los baños en el Océano."

 

                                        Ilíada, Canto XVIII (483-489)

 

    Como se puede apreciar, ya en esta época se la denomina alternativamente “Carro” (epíteto que no aparece en Hesiodo, aunque acabaría siendo más popular que el de Osa), nombre que perdurará hasta nuestros días y que, por cierto también existe en la tradición popular española, aunque el origen del nuestro Carro es desconocido.

    Ya Homero nos cuenta que la importancia de esta constelación radica en servir de guía a los navegantes (junto con Arturo):

           

        "Con aquel dulce viento, Ulises divino

                desplegó su velamen; sentado rigió con destreza

                el timón; no bajaba a sus ojos el sueño, velaba

                a las Pléyades vuelto, al Boyero de ocaso tardío

                y a la Osa, a que otros dan el nombre del Carro y que gira

                sin dejar su lugar al acecho de Orión; solo ella

                de entre todos los astros no baja a bañarse al Océano.

                La divina entre diosas Calipso1 dejó dicho a Ulises

                que arrumbase llevándola siempre a su izquierda. Cumplidas

                diecisiete jornadas de ruta en el mar, se mostraban

                la siguiente a la vista de aquél las montañas umbrías

                de la tierra feacia: avanzada mirábala en frente

                como comba de escudo surgiendo del mar tenebroso".

 

                                               Odisea, Canto V (269-277)

 

 

Notas:

1)       Calipso (Καλυψώ): aparece en Hesiodo como Oceánide (hijas de los titanes Océano y Tetis, hermanos de Cronos), y por lo tanto hermana de Eudora, Tyche, Anfiro, Ocírroe y Estigia. En la Odisea es hija de Atlante (Atlas) y aparece como nereida, ninfa del mar.

 

 

 

En la descripción de Arato ya se la vincula con la Osa Menor:

 

         "Las dos Osas que están en torno suyo [del eje del mundo] corren a una, razón por

                la cual se les llama Carros. Por lo demás, tienen siempre las

                cabezas junto a los ijares la una de la otra, y siempre evolucionan

                espalda con espalda, vueltas en sentidos opuestos hombros

                contra hombros. En caso de ser esto verdad, aquéllas  subieron

                al cielo desde Creta por voluntad del gran Zeus, pues siendo

                todavía niño lo ocultaron en la perfumada gruta del Dicte, no

                lejos del monte Ida, y lo alimentaron durante un año, cuando

                los Curetes Dicteos1 engañaron a Crono. A una se le da el sobrenombre

                de Cinosura y a la otra de Hélice. Con

                Hélice los aqueos determinan en el mar el lugar donde hay que

                dirigir las naves; confiados en la otra, pues, atraviesan el mar los

                fenicios. Pero si Hélice está clara, fácil de reconocer y muy

                visible desde el comienzo de la noche, la otra, por el contrario,

es pequeña, pero mejor para los marinos, porque gira toda ella en una órbita menor; con ella también los sidonios navegan sin torcerse lo más mínimo."

 

                                               Fenómenos, 27-44

 

Notas:

1)       Los Curetes formaban parte del séquito de Zeus durante su estancia en Creta. Se dice que la ninfa Amaltea rogó a los Curetes que bailasen alrededor del niño Zeus sus bailes guerreros para que su padre Cronos no pudiese oír los llantos del niño.

 

    Aparece un nuevo nombre para la Osa Mayor, Hélice. Vemos que en la explicación de Arato se relaciona a ambas Osas como nodrizas de Zeus, aunque no hace referencia a ningún mito en concreto. Cuando Eratóstenes tuvo que explicar el origen de este asterismo, la identificó con Calisto, aunque como veremos, no la menciona de forma directa:

 

Cuenta Hesiodo que era hija de Licaón1 y que vivía en la región de Arcadia, y que se dedicaba a cazar las fieras del monte como compañera de Ártemis2: Fue seducida por Zeus, aunque consiguió que Ártemis no lo advirtiera; más tarde, cuando estaba a punto de dar a luz, un día que se bañaba, la diosa se percató de su estado. La diosa se enfadó con ella por ese motivo y la metaforseó en una fiera; y ella, bajo su nuevo aspecto de osa, dio a luz a Arcadio. Unos cabreros la cazaron en el monte y la regalaron junto a su retoño a Licaón. Pasado el tiempo se atrevió a entrar en el recinto sagrado de Zeus, contraviniendo la ley; fue perseguida por su propio hijo y por los habitantes de Arcadia, y a punto estuvo de morir ejecutada en aplicación de la mencionada ley. Pero Zeus la libró de morir en gracia a su antigua relación y la elevó al firmamento. Determinó a esta constelación Osa Mayor, a causa de su primer incidente.

La constelación tiene siete estrellas de escaso brillo en su cabeza, dos sobre cada uno de sus hombros; una más brillante sobre los omóplatos, una sobre el pecho (una sobre la garra delantera), una brillante sobre el lomo, dos sobre las garras traseras, dos en el extremo de la pata y tres sobre la cola. Todas suman veintitrés.

 

                                               Catasterismos

 

Notas:

1)       Licaón: ver la constelación Lupus.

2)      Ártemis o Artemisa ( Άρτεμις): Diana para los romanos. Diosa de la caza y protectora de las doncellas. Hermana de Apolo e hija de Zeus y Letó.

 

 

 

Calisto (Kαλλιστώ, en griego kallisté significa la más bella) era una ninfa de los bosques, miembro del cortejo de Artemisa.

El mito de Calisto se remonta a Hesiodo:

 

            Hesiodo: Cuando fue poseída en matrimonio, la flechadora Ártemis

                Homero: a Calisto mató con su arco de plata.

 

                                   Certamen, 120-121

 

El nombre de Arcadio, hijo de Calisto, deriva de la palabra griega para oso (arctos). Como resultado, la tierra de Arcadia poseía una gran cantidad de accidentes geográficos con nombres relacionados con el mito: Tegae Virgo, Maenalis Ursa, o Parrahasides Stellae, este último quizás relacionado con el fenicio Parrasis, “la estrella guía”. Ovidio llamaría a las dos osas Magna Minorque Ferae (“las bestias grande y pequeña”), Propertius las llama Geminae Ursae, y Horacio y Virgilio Gelidae Arcti.

 

Una versión posterior, y más famosa, del mito, fue difundida por Ovidio. En esta versión, es la diosa Hera (la Juno romana, esposa siempre celosa de Zeus/Júpiter) la que convierte a Calisto en osa. Nos lo cuenta Higino:

           

Se dice que Calisto, hija de Licaón, fue convertida en osa a causa de la ira de Juno por haberse unido a Júpiter en el lecho. Más tarde se la incluyó en el número de estrellas y fue llamada Septentrión.

 

                                   Fábulas, 177,1

 

        Precisamente Higino la denominaría Arctos Maxima (Astronomía, Libro II). También se decía que, debido a la enemistad con Juno, a las osas no les estaba permitido descansar por debajo del borde de la tierra, como a las otras constelaciones, sino que tenían que dar vueltas en torno al polo eternamente.

 

La Osa Mayor en el atlas de Flamsteed

 

Higino nos menciona uno de los nombres latinos populares de la Osa Mayor: triones, es decir bueyes. Puesto que son siete las estrellas más brillantes del asterismo, se solía anteponer “siete” al nombre, de ahí septem triones (siete bueyes), o septentrión (nombre que recibió el viento del norte), palabra de la que deriva el adjetivo septentrional, y que pasó a denominar las regiones norteñas (respecto a Roma, se entiende), y que todavía es utilizado, aunque su significado se puede extender a todo el hemisferio norte. Seguramente, los bueyes que los romanos veían en esta constelación estaban relacionados con el Carro griego, aunque se ha sugerido que los triones proceden de los Hapto-iringas, los “siete toros” de los persas.

Algo similar ocurrió con la acepción griega de la Osa (en griego ό  άρκτος), de donde deriva el adjetivo ártico, que como sabemos designa las regiones situadas cerca del polo norte, aunque en un principio era sinónimo de septentrional.

Estos ejemplos nos indican claramente la influencia que esta constelación ha tenido en la cultura occidental.

 

Puesto que Homero y Hesiodo ya mencionan a la Osa, es posible atribuir un origen griego a esta constelación, especialmente si tenemos en cuenta que en Mesopotamia la Osa Mayor era vista como un carro (de donde quizás provenga el Carro griego), donde era llamada Margidda.

 

La Osa Mayor según la astronomía mesopotámica

 

Sin embargo, lo más llamativo es el hecho de que muy diversas culturas, aparte de los griegos, hayan visto en ella la figura de un oso. Por ejemplo, entre los yakutios de Siberia o entre diversas tribus indias de Norteamérica, como los iroqueses, los algonquin o los kootenay. Otras tribus, los narragansetts y los illinois consideraban a la Estrella del Norte como un oso. Los micmac identifican el cuadrilátero del asterismo con un oso y las tres estrellas de la cola, más Arturo, con cazadores con nombres de pájaro que la perseguían. Otro mito posiblemente relacionado con la constelación, es el de Juan el Osito (Hartzkune en euskera), de la tradición pirenaica. Lo cierto es que todas estas coincidencias ponen de relieve un misterio aún sin resolver. Quizás, puesto que el oso es un animal común en todas estas regiones y que además siempre ha llamado la atención de todas las culturas en contacto con él, no es extraño que la constelación más destacable desde latitudes nórdicas se  identifique  con un oso. O quizás todas estas coincidencias indiquen un origen común que se puede remontar a una época de hace 15000 años, o incluso antes, cuando los seres humanos cruzaron a Norteamérica desde Asia por primera vez.

 

    Roz Frank ha sugerido una hipótesis muy interesante que relaciona la constelación de la Osa Mayor con el mito de Juan el Osito. Según esta hipótesis, es significativo no sólo que se asocie a este asterismo con un oso, sino también la amplia difusión en el mundo Mediterráneo antiguo de otra tradición que le asocia un carro, como veremos más adelante. Si añadimos que algunas tradiciones nórdicas ven en algunas estrellas de la Osa (Mizar y Alcor) un caballo con el nombre de Jack, tendríamos la conexión entre ambos mitos. Frank asocia otras constelaciones con la Osa, que formarían parte de este legado cultural mediterráneo de origen desconocido, como son Hércules, Ofiuco, el Can o la Liebre. Los propios griegos atribuían un origen cretense a las Osas, lo que llama la atención, pues muchos investigadores actuales relacionan la cultura minoica anterior a la llegada de los griegos micénicos con un sustrato de pueblos no indoeuropeos entre los que se incluyen a los etruscos, iberos y  vascos.

 

Las dos osas y la constelación del Boyero

 


 

 

La Osa Mayor es una de las pocas constelaciones que podemos identificar con total seguridad en los documentos del antiguo Egipto. La denominaban msjtyw, “la pata de buey”, aunque en algunas representaciones se dibujaba el buey completo. Para los egipcios, las estrellas eran las almas (en concreto el aj, aparentemente combinación de las otras dos partes espirituales del hombre, el ka y el ba) de los difuntos. Especialmente, deseaban convertirse en estrellas circumpolares, que nunca desaparecían, por lo que orientaban sus tumbas al norte para favorecer esa transformación. Posteriormente, el auge del culto solar restó importancia a estas consideraciones. Los Textos de las Pirámides, del Imperio Antiguo (2686-2181 a.C.), mencionan las estrellas imperecederas y el deseo del soberano de habitar el cielo eternamente, y se especifica que el monarca pueda ir hacia los dioses del Norte. Un ejemplo de estas creencias lo tenemos en el capítulo 44 del Libro de los Muertos:

           

¡Mi tumba está abierta, mi tumba está abierta!. Los bienaventurados se precipitan en las tinieblas, (pero a mí) el Ojo de Horus me ha salvado y Upuaut1 me ha tomado a su cuidado. ¡Estrellas indestructibles, ocultadme entre vosotras!.

 

Notas:

1)       Upuaut: “el abridor de caminos”, dios de los difuntos con cabeza de chacal, del que Anubis tomaría sus atributos funerarios.

 

Esta transformación en estrellas circumpolares estaba relacionada con otros dos asterismos conocidos para los egipcios: Orión y Sirio (ver). También se solía asociar esta constelación, al igual que la Osa Menor, con la azada ritual usada para la ceremonia de apertura de la boca. Es importante destacar que muchos autores sugieren que ambas Osas fueron usadas por los egipcios para orientar las grandes pirámides, usando la línea formada por Phecda y Megrez de la Osa Mayor con Kochab de la Osa Menor, ya que el polo norte celeste se encontraba hace unos 4500 años justo en esa línea. Este método proporciona una datación para las pirámides menor de la anteriormente aceptada en unos 80 años.

 


 

 

Desde la antigüedad, las siete estrellas de la Osa se han relacionado con grupos de personas ilustres (Los Siete sabios), como en la gran leyenda finlandesa, el Kalevala, donde la Osa mayor es el Seitsen Tahtinen. En la poesía galesa, la Osa es vista como un símbolo del rey Arturo, cuyo nombre celta se dice que deriva de Arth-Uthyr, “el oso maravilloso”, aunque es más lógico que derive del griego Arcturo, por el que es conocido, que significa “guardián del oso”. Ese es el motivo de por qué los antiguos bretones vieron el carro de Arturo en la constelación. En Irlanda era el carro del rey David; en Dinamarca y Suecia era el Stori Vagn, o “gran carro”. Para las tribus germánicas era el Karls Vagn o carro de Thor. Igualmente, los vikingos veían en la Osa el Carro de Wotan u Odín. Un nombre polaco medieval es Woz Niebeski, equivalente del alemán Himmel Wagen, el Carro Celeste. En el Uranometria de Bayer aparece como Horwagen. Un nombre sajón, Waenes-Thisl, hace referencia a la guía del carro. Para los cristianos era el carro en el que Elijah subió a los cielos. En Inglaterra, la constelación fue llamada durante mucho tiempo Charles Wain, derivado del Charlemaynes Wayne.

 

El nombre árabe de esta constelación en el Almagesto era Al Dub al Akbar, “El Oso Grande”, relacionado con el fenicio dub y el hebreo dobh, de donde deriva el Dubhe de α UMa. Sin embargo, la tradición árabe veía un muerto seguido de un grupo de plañideras, como en el relato Banat Na’ash al Kubra, “las siete hijas del fallecido”, que los cristianos identificaron con Lázaro, cuyo asesino el Al  Jati, la estrella Polar. Diodoro de Sicilia contaba como los viajeros en los desiertos de Arabia “dirigían su rumbo según las osas, de la misma manera que hacemos nosotros en el mar”.

Actualmente a la Osa se le denomina “el Arado”, the Plough, en el Reino Unido, aunque en Estados Unidos es the Big Dipper, “el Gran Cucharón”.

 

 

 

Nombres de las estrellas:

 

 

α UMa (1.81m): Dubhe, Dubh o Dubb, dárabe antiguo Thahr al Dub al Akbar, “La espalda del gran oso”.

 

β UMa (2,37m): Merak o Mirak, del árabe Al Marakk, “la cadera”.

 

γ UMa (2.44m): Phad, Phacd, Phekha o Phegda. Del árabe Al Fahdh, “el muslo”.

 

δ UMa (3.3m): Megrez. Del árabe antiguo Al Maghrez, “la base de la cola”.

 

ε UMa (1.79m): Alioth, Allioth. También se conoce como  Aliot, Alhaiath y Aliath. El origen no está muy claro, podría ser Alyat, que se usa para la “cola plana” de un animal, o bien Al Haur o Al Hawar, “el blanco del ojo” o el “ojo brillante”.

 

ζ UMa (2.4m): Mizar. De Mi’Zar, “faja” o “fajín”. Los nombres Mirza o  Mizat aparecen  en manuscritos medievales, pero a veces asignados a otras estrellas de la figura. También se le denominó Anak al Banat, o “cuellos de las doncellas”. En las tablas de Ulug Beg, aparece como Al Inak o Al ’Inz, “la cabra”, en vez de Anak.

 

η UMa (1.87m): Benetnasch, a veces también llamada Alkaid. Ambos derivan de Ka’id Banat al Na’ash, “el gobernador de las hijas del difunto”, o a veces “el líder de las hijas de las plañideras”. Bayer lo registró como Elkeid y también Benenacx. Riccoli la menciona como Benat Elnanschi y Benenatz. En las Listas Alfonsinas aparece como Bennenazc.

 

θ UMa (3.19m): no tiene nombre propio, aunque parece que el término Sarir Banat al Na’ash, “el trono de las plañideras”, se usaba para designar Theta, Upsilon, Phi, y otras estrellas débiles.

 

ι UMa (3.12m): Talita o Talitha. Del árabe antiguo Al Kafzah al Thalithah, “el tercer paso”, “la tercera primavera” o “la tercera vértebra”. Este nombre se usaba para Iota y Kappa juntas.

 

κ UMa (3.68m): Al Kaprah. Aunque este nombre se asigna a veces a Chi.

 

λ UMa (3.45m): Tania Borealis. De Al Kafzah al Thaniyah, “el segundo paso” o “la segunda primavera”.

 

μ UMa (3.05m): Tania Australis.

 

ξ UMa (3.74m): Alula Australis. De Al Kafzah al Ula, “la primera primavera”.

 

ο UMa (3.37m): Muscida. Parece que proviene de “hocico”, según Bayer. Para los árabes era Al Thiba, “la gacela”, junto con Sigma, Pi y Rho.

 

 


volver atrás  

 © AAGC