Cuando un observador decide dar el paso, de ser un simple espectador de los fenómenos astronómicos para convertirse en un sujeto activo que contribuya al análisis de los mismos, debe empezar a pensar que en sus imágenes a dejado de tener importancia el aspecto estético, pero que sin embargo deberá cuidar el rigor en la capatación y el tratamiento de las mismas. De manera que sean aptas para que de ellas pueda extraerse una información científicamente válida. Básicamente nos valdremos de las mismas técnicas y herramientas que las utilizadas para una observación normal, pero deberemos tener en cuenta algunos detalles.