VIRGO

 

Daniel Marín Arcones


 

 

Se trata de una de las doce constelaciones zodiacales cuyo origen lo podemos vincular claramente a Mesopotamia, pues allí era vista como la espiga de cereal de la diosa madre Shala, tradición ésta que se mantuvo en la astronomía griega, pues el nombre de la estrella principal de la constelación es precisamente Spica.

 

  

Virgo (Cartes du Ciel)

 

Arato nos cuenta la historia de esta virgen:

 

Bajo los pies del Boyero puedes observar a la Virgen, que sostiene en la mano una espiga floreciente. Tanto si ella es del linaje de Astreo, de quien dicen los antiguos que es el padre de los astros, como si lo es de algún otro, que siga tranquila en su ruta. Pero entre los hombres circula otra versión; que antes vivía en la tierra y venía abiertamente a presencia de los hombres, y no desdeñaba la compañía de los antiguos; antes bien, se sentaba mezclándose con ellos aunque era inmortal. Y la llamaban Justicia: pues congregando a los ancianos en una plaza o en una calle espaciosa los exhortaba a votar leyes favorables al pueblo. Entonces los hombres todavía no sabían de la funesta Discordia, ni de las censurables disputas, ni del tumulto del combate; vivían sencillamente; el peligroso mar quedaba a un lado, y las naves no iban lejos a buscar el sustento, sino que los bueyes, el arado y ella misma, la Justicia soberana de pueblos, suministraba todo abundantemente, ella, la dispensadora de bienes legítimos. Esto duró mientras la Tierra aún alimentaba a la raza de oro. Mas con la de plata, poco y de mala gana se relacionaba, pues echaba de menos la manera de ser de los pueblos antiguos. Pero a pesar de ello, todavía estaba presente durante la edad de plata: al atardecer descendía de los montes rumorosos, solitaria, y no se comunicaba con nadie con palabras amables, sino que cuando había cubierto de hombres inmensas colinas, los increpaba entonces censurando su perversidad, y decía que ya no vendría más a la presencia de quienes la llamaran: «¡Cuán degenerada descendencia dejaron vuestros padres de la edad de oro! Pero vosotros engendraréis unos descendientes peores todavía. Entonces ocurrirá que habrá guerras y, de cierto, también muertes impías entre los hombres: el dolor caerá sobre sus faltas». Después de hablar así, se encaminaba de nuevo a las montañas y abandonaba a todas aquellas gentes que la seguían todavía con la mirada. Pero cuando aquéllos murieron, nacieron éstos, la raza de bronce, hombres aún más perversos que los anteriores, los primeros que forjaron las espadas criminales propias de asaltantes de caminos, los primeros que comieron la carne de los bueyes de labor. Entonces la Justicia sintió aversión por el linaje de aquellos hombres y voló hacia el cielo; y a continuación habitó esta región donde de noche aparece todavía a los mortales como la Virgen, cerca del esplendente Boyero. Encima de sus dos hombros gira una estrella [cerca del ala derecha; y se llama el Heraldo de la Vendimia1;] de tal magnitud, y dotada de tal brillo, como la que se ve debajo de la cola de la Osa Mayor2; ésta es deslumbradora, como también lo son las estrellas cercanas3; una vez que las has visto no necesitas buscar otro punto de referencia, tal y como ruedan delante de sus patas que prolongan los hombros, otra delante de las que descienden desde los ijares, y otra, en fin, debajo de las rodillas posteriores. Pero todas evolucionan independientes, cada cual por su sitio y anónimas.

 

                                   Fenómenos, 97-146

 

Notas:

1)       El Vendimiador o Vindemiatrix: ε Vir.

2)       Se trata de α Canum Venaticorum, conocida actualmente como Cor Caroli.

3)       Se trata de ψ, θ, y ο Ursae Maioris, que para Hiparco formaban parte de la Osa Mayor.

 

Vemos que la historia que Arato dedica a la Virgen (παρτένος en griego) es bastante larga para lo que es usual en los Fenómenos, lo que en sí es bastante llamativo. Es notable que su origen sea oscuro para el propio Arato, quien duda en asignarle la identidad de la alada Dike (esto es, la Justicia), mencionando su parentesco con Astreo ( Αστραιος), a quien la mayor parte de tradiciones hacen hijo del titán Crío y Euribía. De su unión  con Eos (la Aurora) nacieron los vientos Bóreas, Céfiro, Noto, Euro y Eósforo, la Estrella de la Mañana (Venus). Su relación con la Virgen no es muy frecuente en los textos antiguos, aunque debido a ésta se popularizó el nombre alternativo de Astrea ( Αστραία) para designar a nuestra constelación, especialmente entre los autores latinos, como Ovidio o Séneca. Su vinculación con Dike (una de las Horas, hijas de Zeus y Temis según Hesiodo)  es la que se haría más popular con el tiempo, como nos cuenta Eratóstenes, que cita a Arato:

 

Hesiodo la considera hija de Zeus y Temis y la llama Dike. El mitógrafo Arato se hace eco del relato de Hesiodo y narra que en un principio era inmortal y que vivía en la Tierra con los hombres, quienes la llamaban Justicia. Pero como los hombres se pervirtieron y dejaron de respetar la justicia, los abandonó y se retiró a la montaña. Más tarde, como los hombres se enzarzaran en guerras y revueltas civiles, ella los aborreció definitivamente por su desprecio a la justicia y ascendió al cielo. Se cuentan además muy diversas historias sobre ella: afirman unos que era la diosa Deméter, porque lleva una espiga; otros que Isis, otros que Atárgatis, y otros que Tyche, por lo que la representan sin cabeza. Tiene una estrella sin brillo sobre la cabeza, una sobre cada uno de los hombros y dos en cada ala; la de la derecha, situada entre el hombro y el extremo del ala, se denomina Protigéter1; también presenta una sobre cada codo (la que se halla en el izquierdo es muy brillante y se denomina Espiga) y una en el extremo de la mano. Al filo del manto tiene seis, de poca luz, y una en cada pie. Suman un total de veinte.

                                   Catasterismos

 

Notas:

1.       “La que anuncia el comienzo de la vendimia” = Vindemiatrix.

 

Lo que más llama la atención de la historia de Eratóstenes es una vez más la indeterminación del mito asociado a esta constelación, algo poco frecuente en este autor, citando a Deméter, Isis, Atárgatis o Tyche. La Isis griega no era exactamente igual a la Isis egipcia de antes del periodo helenístico, sino que era más una deidad tipo Diosa Madre, lo cual explica la relación con Deméter (Ceres para los romanos), la diosa de las cosechas y la fertilidad por excelencia, hija de Cronos y Rea y por lo tanto miembro de la primera generación de dioses Olímpicos. Su vinculación con Deméter se haría muy popular, rivalizando con la de Dike, según parece, por el hecho de tener una espiga en su mano (la derecha para Higino, la izquierda para Hiparco y Ptolomeo).  Deméter es la Diosa Madre griega, cuyo origen parece ser asiático. Su propio nombre (Δημήτηρ) parece que significa “Madre de la Tierra” (del dórico Δα, “tierra”) o “Madre de la Espelta” (del cretense δηαί, “espelta”, una variedad de trigo), aunque existen otras etimologías posibles. Tyche (la diosa Fortuna para los romanos) es en griego el “azar” o la “fortuna”, oceánide según Hesiodo, posteriormente vinculada con Isis, regidora del destino de los hombres. La mención de Atárgatis es bastante interesante, pues ésta era la llamada por los griegos la Diosa Siria, la Astarté fenicia (también conocida como Anat o Tanit), diosa del amor y de la guerra, unida a Baal (o Bel), a su vez relacionada con la Ishtar mesopotámica. El mito sirio de Astarté está relacionado con el de Tammuz, cuyo origen es el mesopotámico mito de Ishtar y Tammuz, basado en el mito sumerio del descenso a los infiernos de Inanna (Ishtar) y Dumuzi (Tammuz), del que surgiría el mito griego de Adonis y Perséfone (Proserpina para los romanos), hija esta última de Deméter, vinculada como hemos visto con Astarté/Ishtar.

 

Todas estas vacilaciones a la hora de atribuir un mito concreto y su relación con Astarté nos indican a todas luces un origen asiático de esta constelación. A este respecto no olvidemos el origen cilicio de Arato, pues pese a que éste no hable de ninguna Diosa Madre en su descripción, en Anatolia el culto a esta diosa estuvo muy extendido, bajo diversos nombres según pueblos o épocas, como es el caso de la Shala hurrita, la Kybele lidia o Kababa neo-hitita, de la que proviene la Cibeles grecorromana, que a su vez se pueden remontar a la Hepat hitita. Retrocediendo más en el tiempo existen pruebas de un culto similar en las aldeas neolíticas de la zona, como es el caso de la famosa Çatal Hüyük (VII milenio a.C.).

 

    En Mesopotamia, como ya mencionamos, esta constelación zodiacal era vista como una espiga. En las tablas Mul-Apin aparece con el nombre sumerio de ab-sin2, “espiga” o “surco de la siembra”. Bajo Nabucodonosor II se le daría el nombre de Ululu, representando el sexto mes del año.

 

Grabado del periodo seliúcida (siglo II a.C.) donde vemos una representación de Virgo,

 en la figura de la diosa Shala sosteniendo una espiga.

 

    La cuestión estriba en que momento se pasó de ver una espiga a una virgen. En Mesopotamia esta constelación estaba dedicada a la diosa madre Shala, de probable origen Hurrita, fue muy importante en Anatolia y Siria, donde aparece como esposa del dios Dagan, agricultor e inventor del arado. En Mesopotamia sería también popular la tradición que la hace esposa de Adad. Como deidad asociada a la fertilidad y a la agricultura, su símbolo era la espiga de cebada. Puesto que la tradición griega menciona claramente dicha espiga, cuando se creó esta constelación tuvo que tenerse en cuenta el mito mesopotámico, por lo que debió originarse en una zona relacionada con Mesopotamia. La mención de Atárgatis por parte de Eratóstenes nos da una pista clave para identificar la zona donde se originó el mito: Anatolia y Siria, más la costa levantina. En cuanto al pueblo que lo creó hay muchas posibilidades, desde los canaeos (sirios), o quizás posteriormente los fenicios (cananeos de la costa), a los pueblos anatólicos, región donde hemos visto que el culto a la Diosa Madre estaba muy extendido. El origen anatólico de Cibeles o Deméter, versiones de la Diosa Madre, parece señalar esta segunda opción. En cambio, su vinculación con Atárgatis parece indicar la primera. A favor de un origen levantino, señalemos la intensa relación cultural de esta zona con Mesopotamia y, a través sobre todo de los fenicios, con los griegos y la propia Anatolia. Naturalmente, muchos expertos piensan que su origen puede ser directamente mesopotámico al asimilar la diosa madre Shala con la Deméter griega.

 

 

Virgo vista en Mesopotamia

 

 

Nombres de las estrellas:

 

 

α Vir (1.0m): Spica, en latín Spicum. En árabe antiguo se la llamaba Al Simak al A’zal, “el Desarmado”. En una edición del Almagesto de 1515 aparece como Aschimech Inermis. Las Tablas Alfinsinas la llaman Inermis Asimec. Para Riccioli era Eltsamecti, para Bayer Alaazel y para Schickard, Huzimethon. Para los persas era Chushe, los sirios Shebbelta, “Espiga”. También Azimech y Alaraph


β Vir (3.8m): Alaraf o Zavijava, de Az-Zawiya, “Esquina”, aunque a veces aparece Gamma con este nombre.

 

γ Vir (2.76m): Porrima, la Diosa de la Profecía romana, conocida como Carmenta, relacionada con las griegas Nicóstrata o Temis. En árabe antiguo era Zawiyat al-'Awwa', “la Esquina del Ladrador”, de la tradición que veía en Epsilon, Delta, Gamma, Eta y Beta la “Figura del Perro Aullador”. También Arich.

 

δ Vir (3.66m): Minalauva. Según R. H. Allen era Lu Lim en Babilonia, “la Gacela” o “el Ciervo”. El Padre Secchi le otorgó el nombre de Bellissima.

 

ε Vir (2.84m): Almuredin o Vindemiatrix, “la Vendimiadora”. En latín era llamada Vindemitor (Ovidio, Plinio), Vindemiator (Colmuela) o Provindemiator (Vitruvio). En griego Protigéter, “la que anuncia el comienzo de la vendimia”.

 

ζ Vir (3.38m): Heze.

 

η Vir: Zania, Zaniah, de Az-Zawiya, "la esquina"..

 

ι Vir: Syrma.

 

 

 


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